La obesidad infantil
Nuestro equipo eligió abordar el tema de la obesidad infantil ya que consideramos que es una de las situaciones más alarmantes que afectan hoy en día a la población infantil. Está enfermedad ha ido en aumento y se ha observado que incrementa el riesgo de que cuando crezcan se presenten con frecuencia enfermedades crónicas, como enfermedades cardíacas o diabetes.
La obesidad infantil es una enfermedad crónica que va en aumento y que tiene sus inicios desde etapas infantiles. Se define a la obesidad como la acumulación de tejido graso de manera excesiva afectando la calidad de vida de las personas. Es un problema de salud que día con día cobra mayor importancia, que en ocasiones se genera por una equivocada ingesta de alimentos altos en calorías y una baja actividad física.
Otro de los factores que también influyen en la obesidad de los niños es que muchos crecen en un entorno donde la familia presentan obesidad por lo tanto ven con normalidad la obesidad del niño y en la mayoría de los casos provocan que los niños sean obesos, no cuidan los buenos hábitos alimentarios y no promueven la actividad física, aprueban más las actividades sedentarias frente a un televisor. El entorno comunitario tampoco ayuda ya que estamos rodeados de comercios donde tenemos un mejor acceso a comida chatarra que comida sana y equilibrada.
Una de los instrumentos más apropiados para combatir la obesidad es darle a la familia una buena educación alimentaria. Teniendo una mejor información se puede conseguir que en primer lugar el niño deje de subir de peso y así contribuir a que conforme este crezca se acerque a su talla correspondiente teniendo una vida saludable y óptima.
Las mejores recomendaciones para tener buenos hábitos, son el comer cuatro veces al día (desayuno, almuerzo, comida, cena) , siempre sentados en la mesa, servir porciones que son adecuadas al niño, evitar estar viendo la televisión, evitar comer entre comidas y si no puede evitarse de preferencia que sean frutas o verduras, no consumir grasas, azúcares, tomar agua simple de preferencia y no refrescos, alimentos con alto contenido calórico y por igual eliminar todo alimento chatarra de la casa.
Otro instrumento que favorece la reducción de la obesidad es la actividad física, que se define como un plan de ejercicios cuyo fin es mejorar la condición física, y cuya práctica nos ayuda a lograr una mejor calidad de vida. otro beneficio de llevar a cabo esta actividad de manera emocional es la reducción del estrés, la depresión y la ansiedad. Mejora las funciones cardíacas, pulmonares y musculares al mismo tiempo que el seguir con una rutina permite de manera favorable que se abandonen los hábitos sedentarios.
Una manera práctica para que el niño adopte estos hábitos es la de establecer un horario, que se realice todos los días, iniciar con un ejercicios de bajo impacto e ir incrementando de acuerdo a las capacidades del niño, hacer sentir al niño cómodo que no sienta pena al realizar la actividad, trasladarnos a destinos cortos caminando en lugar de utilizar el automóvil, bajar y subir escaleras en lugar de utilizar el ascensor. Estas acciones permiten que el niño se mantenga activo y pueda perder peso con mayor facilidad.
La familia es primordial para el tratamiento contra la obesidad, se requiere de un examen general donde el médico en primera instancia informe a los padres del niño del problema de obesidad ya que en la mayoría de las ocasiones no están conscientes de la problemática. El médico puede determinar el sobrepeso al verificar el IMC y la talla del niño, después de informar a los padres y hacerlos conocedores de la enfermedad, posteriormente se debe crear un plan de acuerdo a las necesidades del niño para así apoyarlo en la perdida de peso. Se debe también indagar sobre los hábitos alimentarios de la familia ya que está sera el apoyo del niño. Así como de las actividades que realizan los familiares, si llevan una vida sedentaria o activa. Invitar a la familia a ser participe de los cambios en conductas alimentarias y a las actividades física, no solo beneficia al niño sino también a toda la familia. El realizar entrevistas motivacionales, provoca en la familia la necesidad de comprometerse a obtener los nuevos hábitos para apoyar al niño en alcanzar su objetivo, y al observar los cambios produce una alza en la autoestima y la confianza del niño. Así como también se le educa a tener buenos hábitos que prevalecerán en su vida adulta.
REFERENCIAS
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